El mercado automotor cerró noviembre con una caída significativa en los patentamientos de autos 0 kilómetro en todo el país. La baja, que se observa tanto en la comparación interanual como frente a octubre, confirma el enfriamiento de un sector que venía funcionando como uno de los motores de la actividad económica, impulsado por planes de financiación agresivos y por la disponibilidad de divisas vinculadas a la liquidación de exportaciones del complejo agroindustrial.
De acuerdo con los últimos datos difundidos por las cámaras del sector, en noviembre se patentaron poco menos de 35.000 unidades, lo que implica un descenso de alrededor de 3,5 por ciento frente al mismo mes del año pasado y una corrección superior al 30 por ciento con relación a octubre, cuando se había verificado un pico de operaciones. El ajuste se explica por una combinación de factores: menor oferta de financiamiento, cambios en las expectativas de los compradores y el reacomodamiento de los flujos de dólares que habían alimentado el mercado en los meses previos.
Durante buena parte de 2025 el dinamismo del agro aportó una masa excepcional de divisas a la economía argentina. Las decisiones oficiales de reducir y suspender temporalmente distintos gravámenes sobre las exportaciones alentaron el adelantamiento de liquidaciones por parte de grandes empresas comercializadoras, exportadores y acopiadores. Ese flujo extraordinario fortaleció las reservas, moderó la tensión cambiaria e irrigó crédito hacia sectores como la industria automotriz, que aprovechó la ventana de estabilidad para apalancar promociones y financiar compras en cuotas.
Sin embargo, a medida que ese adelantamiento se fue agotando, el mercado comenzó a sentir el vacío que deja un ingreso de divisas que no puede repetirse indefinidamente. La menor disponibilidad de dólares encareció el fondeo de las líneas de crédito en pesos y dólares, y varias terminales ajustaron la profundidad de sus planes de financiación, reduciendo plazos, subiendo tasas de interés o acotando la cantidad de unidades ofrecidas bajo condiciones promocionales.
El impacto se percibe con claridad en las concesionarias, donde el nivel de consultas se mantiene relativamente alto, pero la conversión a operación concreta es más lenta. Muchos potenciales compradores postergan definiciones ante la expectativa de nuevas ofertas o de un mayor reacomodamiento de precios, mientras que otros, especialmente en segmentos medios, se ven condicionados por ingresos reales que todavía no terminan de recuperar el terreno perdido frente a la inflación del último bienio.
A pesar del tropiezo de noviembre, el acumulado de patentamientos en los primeros once meses del año todavía muestra un crecimiento importante en comparación con el mismo período del año anterior. Esto refleja que buena parte de la demanda se adelantó, aprovechando las condiciones financieras más favorables que se observaron tras la estabilización inicial de la macroeconomía. El desafío para la industria es cómo sostener los niveles de producción y empleo en un escenario en el que ese impulso extraordinario empieza a desvanecerse.
Las terminales insisten en que la continuidad de la actividad automotriz depende, en buena medida, de mantener un marco de previsibilidad cambiaria y tributaria. En este contexto, las discusiones en torno al Presupuesto nacional, la actualización de los impuestos internos y las reglas para el comercio exterior son seguidas de cerca por todos los actores de la cadena. Cualquier modificación en esos frentes puede alterar la estructura de costos y, por ende, trasladarse a los precios finales que afrontan las familias y las empresas.
Otro elemento que aparece en los análisis es la nueva composición de la demanda. Los datos recientes muestran que el retroceso se concentra especialmente en los segmentos de vehículos medianos y de mayor valor, mientras que las unidades de entrada de gama y los utilitarios livianos resisten algo mejor. Esto sugiere que muchos hogares y pymes que necesitan renovar flota o sostener su actividad priorizan opciones más austeras, con menor carga impositiva y costos operativos más previsibles, frente a modelos de mayor equipamiento y precio.
A la par de la baja en autos, el segmento de motos mantiene un desempeño más dinámico, en parte porque representa una alternativa de movilidad más accesible para amplios sectores de ingresos medios y bajos. El contraste entre ambos mercados refuerza la idea de que, detrás de los promedios, conviven realidades muy distintas: una porción de la población que todavía conserva capacidad de endeudarse o utilizar ahorros para adquirir un vehículo nuevo, y otra que ajusta su consumo y se inclina por soluciones de menor costo o por postergar decisiones de compra.
En este escenario, el desempeño del mercado automotor se vuelve un termómetro sensible de la confianza económica. Una persistencia de la caída de patentamientos en los próximos meses podría anticipar un enfriamiento más general de la actividad, con impacto sobre la producción industrial, el comercio y el empleo. Por el contrario, si el reacomodamiento actual se estabiliza y se combinan políticas de crédito cuidadosas con un marco macroeconómico más previsible, el sector podría sostener niveles de actividad compatibles con una recuperación gradual, sin volver a depender de impulsos excepcionales como el adelantamiento de divisas del agro.