Transportistas, operadores logísticos y cámaras agroexportadoras manifestaron creciente preocupación por las demoras registradas en los puertos del Gran Rosario, una zona que concentra la mayor parte de los embarques agrícolas del país. La combinación de congestión en accesos, menor disponibilidad de barcazas y retrasos en la programación de cargas generó cuellos de botella que impactan de forma directa sobre los tiempos de exportación.
Durante las últimas semanas, transportistas reportaron largas filas de camiones en rutas provinciales y accesos a las terminales. La concentración de cosechas tardías, sumada a interrupciones puntuales por tareas de mantenimiento, contribuyó a saturar la capacidad operativa. Conductores señalan que los tiempos de espera pueden extenderse varias horas, afectando la rotación de unidades y aumentando los costos logísticos.
A la congestión vial se suma una menor disponibilidad de barcazas en el sistema fluvial. Algunos operadores explican que la combinación de demandas estacionales, mantenimiento programado y restricciones en dragado redujo el flujo habitual de embarcaciones. Esta situación prolonga los tiempos de carga, dado que muchos puertos dependen del transporte fluvial como vía principal para movilizar granos desde puntos intermedios hacia las terminales de embarque.
En las terminales portuarias, los operadores también enfrentan desafíos para sostener la programación de embarques. Las ventanas de carga se ven alteradas por retrasos acumulados, lo que obliga a reprogramar operaciones y renegociar turnos. Este escenario afecta la coordinación con empresas navieras internacionales y puede derivar en costos adicionales por estadía de buques o incumplimientos contractuales.
Las demoras logísticas no solo generan costos económicos, sino que también impactan en la competitividad del sector agroexportador. Las empresas dedicadas a la exportación de soja, maíz y otros productos agrícolas advierten que los retrasos prolongados pueden afectar compromisos comerciales con compradores del exterior. Algunas firmas expresaron preocupación porque los tiempos operativos se alejaron de los promedios habituales, incluso en temporadas de alta demanda.
Funcionarios nacionales y provinciales mantienen conversaciones con cámaras del sector para buscar soluciones. Entre las medidas que se analizan se incluyen mejoras en la infraestructura vial cercana a los puertos, ampliación de áreas de espera para camiones y coordinación operativa entre terminales. También se evalúa la posibilidad de acelerar obras de dragado en puntos críticos del sistema fluvial para recuperar niveles de navegabilidad adecuados.
Especialistas en logística señalan que los cuellos de botella en la zona del Gran Rosario son un fenómeno recurrente en períodos de alta actividad, pero advierten que la situación actual presenta desafíos adicionales debido a la mayor dependencia del transporte fluvial y a la concentración de cargas en un tiempo reducido. La diversificación de rutas y el fortalecimiento de la infraestructura se consideran claves para evitar futuras saturaciones.
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