La imagen de Lionel Scaloni levantando la Copa del Mundo volvió a recorrer el planeta, pero esta vez en un contexto inesperado. Tras la controversia que se generó durante el sorteo del Mundial 2026, cuando se le pidió usar guantes para tocar el trofeo, el entrenador de la selección argentina recibió una disculpa pública por parte del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
El episodio se produjo durante el sorteo del calendario del próximo Mundial, que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá. En ese escenario, Scaloni fue invitado a participar de la ceremonia junto al trofeo, pero el protocolo aplicado por la organización indicaba que, salvo los campeones del mundo, todas las personas debían utilizar guantes especiales para manipular la Copa.
Según se vio en las imágenes que rápidamente circularon en redes sociales, el cuerpo de organización no reconoció en ese momento al entrenador campeón del mundo en Qatar 2022 y le entregó un par de guantes antes de acercarse al trofeo. Scaloni, sorprendido por la situación, siguió las indicaciones del personal, aunque luego dejó trascender su malestar por el trato recibido.
El gesto fue leído en Argentina como una falta de respeto hacia la figura del técnico que condujo al seleccionado a su tercera estrella, y encendió un debate sobre el modo en que la organización del fútbol mundial gestiona sus ceremonias y símbolos. En pocas horas, hinchas y periodistas manifestaron su descontento, subrayando que el título logrado en 2022 forma parte de la historia reciente más importante del deporte argentino.
Ante la ola de críticas, la conducción de la FIFA buscó enmendar el error en un evento posterior vinculado a la presentación del calendario del torneo. En ese marco, Infantino invitó nuevamente a Scaloni al escenario, esta vez sin guantes ni intermediarios, y le ofreció la Copa para que la sostuviera y posara junto a ella como reconocimiento explícito a su condición de entrenador campeón del mundo.
El dirigente expresó que lamentaba lo ocurrido y que el episodio había sido consecuencia de un malentendido en la aplicación del protocolo. También remarcó que los campeones del mundo no necesitan ninguna mediación para acercarse al trofeo que conquistaron en la cancha, un mensaje que buscó despejar cualquier sospecha de desconsideración hacia la selección argentina.
La rectificación fue bien recibida en la delegación albiceleste, aunque el incidente dejó en evidencia la sensibilidad que rodea a los símbolos del fútbol, especialmente cuando se trata de una selección que llega al Mundial defendiendo el título. Para la Argentina, el respeto por la gesta de 2022 es un elemento central de identidad deportiva, y cualquier gesto que parezca minimizarla genera reacción inmediata.
Más allá de la polémica, el foco deportivo se concentra ahora en el desafío que tendrá el equipo en la próxima Copa del Mundo. En el sorteo, la selección argentina quedó emparejada en un grupo que, en los papeles, aparece como accesible, pero que no admite relajación: deberá enfrentar a Argelia en el debut, y luego medirse con Austria y Jordania en la fase inicial del certamen.
El cuerpo técnico sabe que, como vigente campeón, el seleccionado será observado con lupa desde el primer minuto. El recuerdo de la conquista en Qatar convive con la necesidad de renovar energías, ajustar el recambio generacional y mantener la competitividad frente a rivales que afrontarán el torneo con la motivación extra de enfrentar al último campeón.
En ese contexto, el episodio de los guantes y la posterior disculpa pública funcionan como recordatorio del lugar que ocupa hoy la selección argentina en el mapa del fútbol mundial. La reacción de la afición y la rápida respuesta de la dirigencia internacional muestran que la camiseta albiceleste continúa en el centro de la escena, y que cada gesto asociado a sus protagonistas tiene impacto global.
Para Scaloni, lo ocurrido deja una enseñanza hacia adentro del grupo: el reconocimiento se sostiene en lo deportivo y en la coherencia del proyecto, más allá de los errores protocolares que puedan surgir en un escenario de máxima exposición. Con la clasificación asegurada y el sorteo definido, el próximo objetivo pasa por llegar con el mejor nivel competitivo a la cita que definirá si la Argentina puede refrendar su condición de campeona del mundo.
Mientras tanto, el seleccionado continúa con su preparación, combinando la experiencia de los referentes con la irrupción de nuevas caras que buscan ganarse un lugar en la lista definitiva. El desafío será sostener la identidad de juego que llevó al equipo a la cima, adaptándola a un contexto de mayor exigencia y al peso simbólico de defender el título en un Mundial que se jugará en un formato y escenario inéditos.