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El Gobierno intimó a la AFA por la "universidad" UNAFA sin reconocimiento oficial

El Gobierno nacional intimó a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) a suspender de inmediato toda difusión de la denominada Universidad de la Asociación del Fútbol Argentino (UNAFA), al advertir que la iniciativa no cuenta con reconocimiento oficial como institución universitaria en el país. La medida fue comunicada por el Ministerio de Capital Humano, a través del área responsable de las políticas universitarias, que reclamó a la entidad deportiva un descargo en un plazo de pocos días hábiles.

De acuerdo con la información oficial, la AFA venía promocionando carreras de grado y posgrado vinculadas al mundo del deporte, la gestión institucional y otras disciplinas afines, tanto en medios de comunicación como en redes sociales y en un sitio web específico. La presentación pública de la UNAFA la ubicaba como una opción educativa asociada a la marca del fútbol argentino, con una oferta de formación orientada a dirigentes, entrenadores, árbitros, profesionales de la industria y jóvenes interesados en la gestión deportiva.

La intervención del Ministerio se apoyó en la normativa que regula el sistema universitario nacional y que reserva el uso de la denominación “universidad” para instituciones creadas y autorizadas por el Estado. La cartera recordó que la legislación vigente impide a organizaciones no reconocidas ofrecer o publicitar títulos de nivel universitario, precisamente para evitar que estudiantes y familias sean inducidos a error respecto del valor académico y profesional de esos estudios.

En el comunicado difundido, las autoridades señalaron que la AFA deberá suspender cualquier campaña de promoción vinculada a la UNAFA y explicar por escrito de qué manera se diseñó el proyecto y qué alcances se planteaba darle. El requerimiento apunta a determinar si la iniciativa se limitaba a instancias de capacitación informal o si se presentaba como un circuito educativo que prometía acreditaciones equiparables a las universitarias, aunque sin contar con la habilitación correspondiente.

La noticia generó impacto en el mundo del fútbol y también en el ámbito académico. Por un lado, porque la AFA es una de las organizaciones con mayor visibilidad y capacidad de comunicación del país, capaz de llegar a millones de personas a través de sus plataformas y de los clubes que la integran. Por otro, porque el debate sobre la proliferación de ofertas educativas sin reconocimiento oficial viene creciendo en los últimos años, en paralelo al auge de la formación a distancia y los cursos ligados a nichos profesionales específicos.

Entre hinchas, socios e interesados en la propuesta, surgieron dudas acerca de qué ocurrirá con quienes ya se habían inscripto o habían manifestado intención de hacerlo. La intimación del Gobierno no se refiere a personas particulares sino a la responsabilidad institucional de la AFA, pero el episodio reaviva las preguntas sobre qué controles existen para evitar que proyectos educativos sin aval del sistema universitario generen expectativas difíciles de cumplir en términos de salida laboral o continuidad de estudios.

Desde el punto de vista del sistema educativo, el caso despliega un mensaje más amplio: la centralidad del reconocimiento oficial como garantía mínima de calidad y de validez de los títulos. Las universidades públicas y privadas habilitadas atraviesan desde hace tiempo tensiones presupuestarias y de financiamiento, mientras compiten con una oferta creciente de cursos, diplomaturas y programas no oficiales. En ese contexto, que una entidad de la magnitud de la AFA presentara una “universidad” propia sin cumplir con los requisitos formales encendió señales de alarma en el sector.

Otra arista del episodio tiene que ver con la dimensión económica y de imagen. Para la AFA, el desembarco en el negocio de la educación superior podía representar una nueva fuente de ingresos, asociada a la fuerte identificación social con el fútbol y a la posibilidad de ofrecer programas orientados a profesiones emergentes de la industria deportiva. La intimación del Ministerio obliga ahora a revisar ese plan y abre interrogantes sobre cómo se combinarán, en adelante, las actividades deportivas con proyectos comerciales vinculados a la formación.

El Gobierno, en tanto, buscó enmarcar su intervención como una defensa del sistema universitario y de los derechos de los estudiantes. En un contexto de fuerte discusión sobre el financiamiento de la educación superior, la señal enviada a la AFA se interpreta también como un intento de ordenar el escenario y reafirmar que las reglas que rigen para las instituciones tradicionales deben respetarse por igual cuando se trata de actores de gran peso en otros terrenos, como el deportivo.

Para los futuros alumnos que habían visto en la UNAFA una puerta de acceso a nuevas oportunidades, la clave estará en la información clara. Especialistas en orientación vocacional recomiendan verificar siempre si una carrera está o no reconocida oficialmente y consultar los registros disponibles antes de tomar decisiones que implican tiempo, esfuerzo y recursos económicos. En ese sentido, el episodio puede servir como recordatorio de la importancia de revisar la letra chica de la oferta educativa, más allá del atractivo de una marca conocida.

El conflicto entre la AFA y el Ministerio de Capital Humano se suma, así, a otras discusiones recientes sobre el rol de las grandes organizaciones deportivas en ámbitos que trascienden lo estrictamente futbolístico: desde la gestión de espectáculos hasta la firma de convenios con sponsors, pasando por iniciativas culturales y sociales. En cada caso, el límite entre la proyección de marca y la responsabilidad institucional aparece como un punto delicado que exige mayor transparencia y control.

En las próximas semanas, el descargo que presente la AFA y la respuesta que dé el Gobierno permitirán medir si se trata de un episodio acotado, que se resuelve con correcciones formales, o del inicio de una regulación más estricta sobre cómo las entidades deportivas se involucran en proyectos educativos. Mientras tanto, la discusión ya se instaló en la agenda pública y obliga a prestar atención no solo al resultado de los partidos, sino también a las reglas que ordenan la relación entre deporte, negocios y educación en la Argentina.

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