El Gobierno nacional anunció la puesta en marcha de un nuevo plan de control y trazabilidad para insumos médicos esenciales, tras detectar aumentos de precios por encima de lo previsto y tensiones en la provisión a hospitales públicos y clínicas privadas. La medida busca frenar prácticas especulativas, ordenar el circuito de compras y garantizar disponibilidad en un contexto de alta demanda en distintos centros de salud del país.
Según informó el Ministerio de Salud, el programa se centrará inicialmente en insumos considerados críticos: jeringas, guantes descartables, soluciones fisiológicas, hemoderivados, medicamentos de uso hospitalario y materiales de cirugía. La decisión se tomó luego de que varias provincias alertaran por subas generalizadas de entre 20% y 40% en pocas semanas, lo que complicó la planificación de compras y el funcionamiento regular de guardias y quirófanos.
El plan prevé auditorías en hospitales nacionales, provinciales y municipales para relevar inventarios, verificar consumos reales y detectar desvíos o faltantes injustificados. Además, se implementará un sistema obligatorio de trazabilidad digital para proveedores, con el objetivo de conocer el recorrido completo de cada insumo desde su importación o fabricación hasta su entrega final en los establecimientos de salud.
Funcionarios del área señalaron que las distorsiones de precios afectan no solo el presupuesto público, sino también la atención de pacientes, especialmente en sectores como urgencias, neonatología y terapias intensivas. En paralelo, algunos directores de hospitales advirtieron que en los últimos meses debieron postergar cirugías programadas o reasignar insumos ante la imposibilidad de reponer stock en tiempo y forma.
Como parte del nuevo esquema, el Gobierno habilitará una mesa de diálogo con cámaras empresarias del sector, distribuidores y autoridades provinciales para definir criterios de abastecimiento y mecanismos de actualización de precios. El objetivo es evitar saltos abruptos que comprometan la sostenibilidad de las compras públicas, sin afectar la producción local ni la importación de insumos esenciales.
En el ámbito privado, clínicas y sanatorios también manifestaron preocupación por la volatilidad de precios y la falta de previsibilidad. Algunas instituciones señalan que el costo de los insumos médicos es uno de los principales factores de presión sobre los presupuestos, en un contexto en el que las obras sociales y prepagas enfrentan dificultades para actualizar aranceles al ritmo de los incrementos.
Especialistas en gestión sanitaria advierten que la trazabilidad permitirá detectar comportamientos irregulares en la cadena, como sobreprecios, compras duplicadas o desvíos hacia circuitos comerciales no autorizados. También remarcan que la información sistematizada podría mejorar la toma de decisiones del Estado sobre importaciones, compras centralizadas y distribución regional.
El Ministerio de Salud evaluará en las próximas semanas si el esquema de control se expande a otros insumos estratégicos, como reactivos de laboratorio, equipamiento de diagnóstico y medicamentos de alto costo. La prioridad, según explicaron, será estabilizar el sistema de abastecimiento y evitar situaciones de desabastecimiento que comprometan la atención en hospitales públicos y privados.
La implementación del plan se pondrá en marcha de manera gradual, con la expectativa de que los primeros resultados se observen antes del cierre del verano. Mientras tanto, autoridades nacionales insisten en que la transparencia y el seguimiento riguroso de cada insumo son claves para mejorar la eficiencia del gasto sanitario y garantizar la atención adecuada en un sistema de salud que enfrenta desafíos crecientes.