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El Gobierno acelera el plan de privatización del sistema ferroviario de cargas

El Gobierno nacional avanza con un nuevo capítulo de su programa de reorganización del Estado a través de la progresiva privatización del sistema ferroviario de cargas. El primer paso será la licitación de la red Belgrano Cargas, que concentra tres de los principales ramales de transporte de mercaderías del país y constituye un eje clave para el despacho de granos, subproductos y minerales hacia los puertos del Gran Rosario.

La iniciativa prevé ofrecer a operadores privados la gestión de la infraestructura y de los servicios de la red, con contratos de largo plazo y obligaciones de inversión que apuntan a modernizar vías, material rodante, señalamiento y nodos logísticos. La administración nacional busca reducir de forma significativa los costos de transporte desde las zonas productivas del norte y oeste del país hacia los puertos de exportación, una condición que el sector empresario considera determinante para expandir la frontera agrícola y minera.

En la actualidad, el sistema ferroviario de cargas mueve un volumen muy inferior al que trasladaba hace medio siglo, pese a que la producción agroindustrial se multiplicó. La combinación de desinversión crónica, infraestructura deteriorada y pérdida de competitividad frente al transporte automotor dejó a los trenes con una participación marginal en el movimiento total de carga, muy por debajo de los niveles observados en otras economías de la región y en los principales destinos de exportación de la Argentina.

Dentro de este esquema, la red Belgrano Cargas aparece como la pieza más inmediata a transformar. Los ramales atraviesan provincias clave del NOA y del NEA y conectan áreas agrícolas, mineras e industriales con los puertos fluviales del Paraná. Según estimaciones del sector, alrededor de seis de cada diez toneladas trasladadas por estos trenes corresponden a granos, harinas y aceites, mientras que el resto incluye insumos industriales y materiales para grandes obras de infraestructura energética.

El plan oficial contempla, en una segunda etapa, la licitación de miles de kilómetros adicionales de vías hoy fuera de servicio. El objetivo es reactivar corredores completos para que vuelvan a integrarse a la red de transporte de cargas, con énfasis en aquellos recorridos que podrían mejorar la competitividad de nuevas zonas productivas y acortar distancias hacia los puertos y pasos fronterizos.

Las cámaras empresarias vinculadas a la agroindustria observan con atención la agenda ferroviaria. Productores, acopiadores y exportadores señalan que el costo de mover una tonelada de granos por camión desde el norte argentino hasta Rosario puede equipararse, o incluso superar, al costo de trasladar esa misma carga desde Rosario hasta destinos en Asia. En ese contexto, un sistema ferroviario más eficiente y previsible podría redefinir la ecuación económica de numerosas explotaciones agrícolas hoy limitadas por el costo logístico.

La minería es otro de los sectores que mira al ferrocarril como una herramienta estratégica. El desarrollo de proyectos de litio y cobre en el noroeste y en la cordillera exige soluciones de transporte que permitan mover grandes volúmenes de insumos y producción con costos competitivos y menor impacto ambiental. El Gobierno apunta a que la modernización de los ramales de cargas funcione como complemento de los corredores viales y de los pasos fronterizos utilizados para exportar a Chile y otros mercados.

Detrás de la apuesta ferroviaria se encuentra el objetivo central de elevar de manera sostenida el volumen de exportaciones a lo largo de los próximos años. La administración nacional plantea que un esquema de concesiones capaz de atraer inversiones privadas en infraestructura permitirá mejorar la productividad de la red logística, reducir tiempos de traslado, disminuir el deterioro de las rutas y generar un marco de previsibilidad para los sectores que proyectan incrementos de producción.

Sin embargo, el proyecto enfrenta desafíos significativos. El estado de parte de las vías requiere trabajos de renovación integral, con obras de alto costo y plazos extensos de ejecución. Además, la coordinación entre Nación, provincias y municipios será clave para destrabar permisos, ordenar el uso del suelo en torno a las trazas y planificar la convivencia con el transporte automotor urbano y de media distancia.

Otro punto de atención es la definición de las condiciones de los pliegos de licitación, que deberán establecer criterios claros sobre niveles mínimos de servicio, metas de inversión, estándares de seguridad y mecanismos de control. Organizaciones de usuarios y especialistas en transporte insisten en que la reconfiguración del esquema ferroviario debe garantizar transparencia, competencia y una distribución equilibrada de riesgos entre el Estado y los futuros operadores.

Mientras se ultiman los detalles normativos, el anuncio de la primera licitación en la red Belgrano Cargas es leído por el mercado como una señal de continuidad del rumbo propuesto por el oficialismo en materia de reformas estructurales. La concreción de las inversiones comprometidas y la mejora efectiva en la calidad y confiabilidad del servicio serán determinantes para evaluar el impacto real del plan sobre la matriz productiva argentina y sobre la competitividad de sus exportaciones en los próximos años.

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