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Actualidad Argentina — Información y análisis nacional

Sobrecupo en el teatro Gran Rivadavia: una veintena de desmayados durante un espectáculo de danza

Un espectáculo de danza en el tradicional teatro Gran Rivadavia, ubicado en el barrio porteño de Flores, terminó con escenas de tensión y descompensaciones entre el público luego de que se detectara un evidente sobrecupo en la sala. Según informaron medios locales, alrededor de una veintena de personas se desmayaron o presentaron síntomas de mareos y dificultad para respirar en medio de la función, lo que obligó a interrumpir el evento y a la intervención de los servicios de emergencia.

El episodio se produjo durante la tarde-noche de este fin de semana, en una función que había generado gran expectativa y en la que se congregaron cientos de espectadores. Testimonios de asistentes señalaron que desde el inicio de la velada la sala se percibía claramente colmada, con filas de butacas completas, gente parada en los pasillos y una sensación de calor sofocante. Con el correr de los minutos, el ambiente se volvió más pesado y comenzaron a observarse personas que pedían agua, se sentaban en el suelo o buscaban aire cerca de las salidas.

De acuerdo con las primeras versiones difundidas por la prensa, en el interior del teatro habría habido cerca de 700 personas, a pesar de que la capacidad habilitada ronda menos de la mitad de ese número. La combinación de sobrecupo, falta de circulación de aire suficiente y la duración del espectáculo habría actuado como detonante para los desmayos. Al menos dos personas fueron trasladadas a centros de salud de la zona para recibir atención médica, mientras que el resto fue asistido en el lugar por personal sanitario y de Defensa Civil.

En medio de la confusión, el espectáculo fue suspendido y se encendieron las luces de sala para facilitar la evacuación. Varias familias relataron que los organizadores intentaron, en un primer momento, continuar con la función, pero la seguidilla de personas descompensadas y los reclamos del público terminaron por imponer la decisión de detener el show. Las imágenes tomadas con celulares, que rápidamente comenzaron a circular en redes sociales, mostraron camillas, botellas de agua improvisadas como medida de auxilio y asistentes abanicándose con programas o folletos.

El caso vuelve a poner bajo la lupa los controles sobre el aforo en espacios culturales y de espectáculos masivos en la Ciudad de Buenos Aires. La normativa vigente establece límites claros de capacidad y exige la presencia de salidas de emergencia señalizadas, planes de evacuación y condiciones básicas de ventilación. Cuando se superan esos márgenes, no solo se vulneran derechos de los espectadores, sino que se incrementa el riesgo ante cualquier contingencia, desde un incendio hasta un problema de salud colectivo como el ocurrido en el Gran Rivadavia.

Especialistas en seguridad edilicia consultados en distintos medios recordaron que la saturación de espacios cerrados puede generar cuadros de deshidratación, baja de presión y ataques de pánico, sobre todo en personas mayores o con patologías previas. En contextos de alta temperatura o escasa ventilación, la presencia de público por encima de la capacidad autorizada funciona como un factor de riesgo adicional. Por ello, subrayaron la importancia de respetar el aforo y de que los organizadores dispongan de personal capacitado para detectar a tiempo los primeros signos de malestar entre los asistentes.

Vecinos de la zona señalaron que el teatro viene siendo escenario de una agenda intensa de espectáculos y expresaron su preocupación por posibles episodios similares si no se refuerzan los controles. Algunos asistentes indicaron que al ingresar ya se veían largas filas en la vereda y un movimiento continuo de personas que buscaban ingresar aun cuando la sala lucía a tope, lo que alimenta las sospechas sobre una sobreventa de localidades o una asignación de entradas por encima de lo permitido.

Ante la repercusión del caso, se espera que las autoridades de fiscalización de la Ciudad analicen en detalle lo sucedido y evalúen si hubo infracciones a la normativa vigente. Los mecanismos habituales incluyen desde actas de inspección y posibles multas hasta la clausura temporaria del establecimiento, en caso de verificarse incumplimientos graves. La investigación deberá determinar si el sobrecupo fue resultado de una falla de organización puntual o si responde a prácticas reiteradas.

Más allá de las eventuales sanciones, el episodio abrió un debate más amplio sobre la relación entre la creciente demanda de espectáculos en vivo y la obligación de garantizar condiciones mínimas de seguridad. Con la reactivación de la actividad cultural y la mayor circulación de público en recitales, obras de teatro y shows de danza, los especialistas insisten en que la planificación de cada función debe contemplar tanto la rentabilidad económica como los estándares básicos de protección para el público.

Para los asistentes que vivieron el episodio desde adentro, la noche en el Gran Rivadavia dejó una sensación de alivio por la ausencia de consecuencias más graves, pero también de preocupación por lo que podría haber ocurrido si no se hubiera interrumpido a tiempo la función. La expectativa ahora está puesta en las aclaraciones que brinden los organizadores y en las medidas que adopten las autoridades para evitar que un escenario de sobrecupo y descompensaciones masivas vuelva a repetirse en una sala emblemática de la vida cultural porteña.

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